¡Perdidos!

¡Perdidos!

Mason Dickerson
El pequeño gatito parece haberse extraviado. No recuerda dónde vive, ni tampoco cómo se llama. Lo primero será ponerle un nombre. Blanco y chiquitito, ¡Cebollín suena bien! Lo segundo, un buen desayuno. Porque toda aventura que se precie debe comenzar con el estómago lleno. Quién sabe cuándo volverán a probar bocado.